"...He visto más cosas de las que recuerdo, y recuerdo más cosas de las que he visto..."

Este no pretende ser un blog de viaje pero, sin embargo, es la consecuencia, o la razón, de un viaje soñado, que me permitió coleccionar una gran cantidad de fotos, información, leyendas y testimonios que consideré apropiados para compartir con otros que, como yo, adoren las maravillas que atesora este país: Italia.

Espero que lo disfruten:

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jueves, 21 de marzo de 2013

Primavera e autunno

Dado que hoy, 21 de marzo, es el día en que cambiamos de Estación, primavera para Italia y el hemisferio norte, y otoño aquí, en Argentina y el hemisferio sur, me pareció alegórico publicar algo referido a ambas estaciones valiéndome, para ello, de la interpretación que de dos de las mismas han hecho dos grandes artistas italianos: Sandro Botticelli y su famosísima pintura “La primavera” y Antonio Vivaldi con su pieza “El otoño”, de “Las cuatro estaciones”. 
Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi, apodado Sandro Botticelli, era oriundo de Florencia (1445-1510), mientras que Antonio Vivaldi nació en Venecia dos siglos más tarde (1678-1741). Quiso la magia del arte que ambos tuvieran la idea de homenajear a las estaciones a través de su obra, y estos son los resultados de tal aventura:

"LA PRIMAVERA" DE BOTTICELLI


"La primavera" obra de Sandro Botticelli - Galería de los Uffizi - Florencia- Foto web

Es una obra pintada en torno a los años 1478-1482 (algunas corrientes dicen que se pintó entre 1476 1477 y otras, sin embargo, hablan de fechas cercanas a 1482, es decir, después de la experiencia romana de Botticelli), con la técnica del temple sobre tabla (mezcla de los pigmentos mediante huevos), con una dimensión de 203 centímetros de alto por 314 centímetros de ancho, que actualmente se encuentra en La Galería de los Uffizi, en Florencia. 
Inspirada en fuentes literarias (la obra más citada como posible fuente para esta escena son los Fastos de Ovidio, un calendario poético que describía las festividades romanas. La fiesta de Flora se llama Floralia. En el mes de mayo relata cómo Flora fue una vez la ninfa Cloris, que exhalaba flores al respirar. Suscitó una pasión ardiente en Céfiro, dios del viento, quien la siguió y la tomó como esposa por la fuerza. Arrepintiéndose de su violencia, el dios la transforma en Flora, y como regalo le da un hermoso jardín en el cual reine eternamente la Primavera), en realidad se trata de una especie de emblema mitológico del amor platónico, tema muy apreciado por la escuela neoplatónica florentina, y los historiadores y críticos no se muestran de acuerdo sobre el significado del cuadro, ya que nos muestra en un solo plano una serie de escenas que podrían parecer incluso inconexas, pero que estarían ligadas por un hilo conductor en consonancia con las claves mitológicas de la escuela florentina. 
El matrimonio entre Lorenzo di Pierfrancesco de Médici y Semiramide Appiani fue posiblemente la causa de este encargo. 
Antes de entrar en el análisis detallado de la pintura, hay algo que destaca mucho del cuadro y es su enorme formato en relación con lo habitual de la época. Las pinturas de estas dimensiones, se reservaban siempre para la representación de los temas sacros. 
En el centro de la imagen, Venus aparece representada con los atributos de una mujer casada y simbolizaría la fuerza creadora del orden natural. Sobre ella se encuentra Cupido, que lanza una de sus flechas hacia una de las ninfas que acompañan a Venus. A la derecha del espectador aparece Céfiro, uno de los vientos, que persigue a la ninfa Cloris que, en el momento en que éste la toca empieza a expulsar flores por la boca para transformarse en Flora, diosa de la vegetación y de las flores, que nos mira sonriente a la vez que parece ir esparciendo las flores que conforman su vestido. A la izquierda (del espectador) se representan las Tres Gracias, las servidoras de Venus, muy apreciadas por los neoplatónicos, que les van a atribuir las mismas virtudes que a la diosa. Aparecen realizando una especie de danza, vestidas con telas semitransparentes, correspondiéndose la que está más a la izquierda del cuadro con “Voluptas”, la de la derecha con “Pulchritudo” y la que está de espaldas, hacia la que apunta la flecha de Cupido, con “Castitas”, que precisamente se vuelve hacia el dios Mercurio, pintado a la izquierda de la composición. Mercurio, mensajero de los dioses, sería también el nexo de unión entre la tierra y el cielo. 
Mediante este complejo relato se trataría de crear uno de los círculos neoplatónicos del Amor. Éste surge en la tierra mediante la pasión (representada por la actitud de Céfiro) y regresa al cielo como contemplación (la de “Castitas” hacia Mercurio y la de éste hacia el cielo). Esto para un neoplatónico es lo mismo que decir que el amor carnal no es el verdadero (así desaparece al tocarlo, igual que Cloris), sino que debe convertirse para que sea real, en un amor contemplativo, espiritual e idealizado (platónico). 
La rememoración de este tipo de mundo se hace mediante la ausencia de perspectiva, para construir un escenario que no sea real. El protagonismo, como es característico del pintor le corresponde a la línea que marca un suave ritmo ondulante, haciendo parecer a las figuras como bailarines de un mundo ajeno al real. La composición se estructura a base de triángulos, contribuyendo a dotar aún más al cuadro de sensación de serenidad. La luz es homogénea, no crea sombras ni aparece claramente identificada y con respecto al color, predominan los tonos suaves, destacando los complementarios, como el rojo y el verde. 
Todas las figuras destacan en la composición por el contraste que ejercen con el fondo oscuro y la claridad de su piel y sus ropajes. Botticelli opta claramente por un formato monumental, con figuras a tamaño natural, y todo esto lo compagina con una gran atención al más mínimo detalle. 
Todos los personajes están situados en un paisaje de naranjos, árboles tradicionalmente relacionados con la familia Médicis. En suelo es una capa de hierba muy oscura con flores típicamente toscanas. También existen otros tipos de flores que Flora porta en su cabeza y ropaje como las violetas.

Fuentes: http://arte.laguia2000.com-http://www.sigojoven.com -http://pensarelarte.blogspot.com.ar-http://es.wikipedia.org


En la web hay un análisis completo, interesante y diferente sobre esta obra, y dejo a mis lectores interesados los links para su consulta:







“EL OTOÑO” DE ANTONIO VIVALDI


Vivaldi, fue un compositor y músico del Barroco tardío. Se trata de una de las figuras más relevantes de la historia de la música, apodado il prete rosso ("el cura pelirojo") por ser sacerdote (católico) y pelirrojo. Compuso unas 770 obras, entre las cuales se cuentan 477 conciertos y 46 óperas. Es especialmente conocido, a nivel popular, por ser el autor de la serie de conciertos para violín y orquesta “Las cuatro estaciones”. Esta obra, que forma parte del ciclo de su opus 8 "Il cimento dell'armonia e dell'inventione", tiene una importancia capital por suponer la ruptura del paradigma del Concierto Soli, establecido por el mismo Vivaldi. Hasta entonces, el Concierto Soli era un concierto en el que el instrumento solista llevaba todo el peso de la melodía y la composición, y el resto de la orquesta se limitaba a ejercer el acompañamiento según las reglas de la armonía. 
Sin embargo, Las cuatro estaciones son unos conciertos para violín en el que la orquesta no actúa como mero fondo de acompañamiento, sino como un relieve: no se limita a acompañar al solista, sino que ayuda al desarrollo de la obra. Esto influirá posteriormente en los conciertos de Händel y, sobre todo, de Bach, ya que éste estudiaría asiduamente los conciertos de Vivaldi, y sería a partir de las innovaciones originales de Vivaldi que Bach perfeccionaría el concepto de concierto. De esta manera, con la forma musical de los Concerto Soli se lograría definir de manera definitiva lo que podría llamarse el concierto para instrumento solista moderno, estableciéndose un equilibrio perfecto entre solista y orquesta, sin que el concierto llegue al extremo de tener que ser considerado un Concerto Grosso, en el se establece un diálogo entre orquesta y solistas de manera que los papeles de solista y acompañante se intercambian entre un pequeño grupo de instrumentos (el concertino, a veces un único instrumento) que actúa usualmente de solista, y la orquesta (el ripieno). Llegar a este punto, sin embargo, fue un proceso que condujo de Arcangello Corelli y Giuseppe Torelli a los ciclos donde podría decirse Vivaldi experimenta con este género instrumental. Cabe destacar por ejemplo el ciclo del Opus 3, donde se percibe un gran dominio en su concepto de concerto grosso y concerto con soli, donde los más conocidos son el Opus 3 N6 en la menor y el Opus3 N11 en re menor, donde se presenta un maravilloso ejemplo de fuga a cuatro voces (2 violines, viola, violonchelo y continuo). Así, “Las cuatro estaciones” representan el Concerto Soli perfecto, a tal grado que influye notablemente la música de Johann Sebastian Bach, y ésta inexorablemente en Haydn; y Haydn, a su vez, al convertirse en maestro de, entre otros, Beethoven, extiende la influencia de Vivaldi a más músicos sin que, probablemente, hubieran conocido la obra de Vivaldi. 
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Antonio_Vivaldi



Finalmente, y como cierre de este homenaje, encontré en la web la traducción al italiano de una preciosa poesía con la temática de la primavera, de una autora que admiro, que no es italiana sino inglesa, y que se llama Emily Dickinson, y que adjunto a continuación para disfrutarla junto a mis lectores deseándoles, además, una MUY FELIZ PRIMAVERA o un MUY FELIZ OTOÑO, encuéntrense en el hemisferio que se encuentren!

Caro Marzo - Entra 
Come sono felice 
Ti aspettavo da tanto 
Posa il Cappello 
Devi aver camminato 
Come sei Affannato 
Caro Marzo, come stai tu, e gli Altri 
Hai lasciato bene la Natura 
Oh Marzo, Vieni di sopra con me 
Ho così tanto da raccontare 

Ho avuto la tua Lettera, e gli Uccelli 
Gli Aceri non sapevano che tu stessi arrivando 
L'ho annunciato - come sono diventati Rossi 
Però Marzo, perdonami 
Tutte quelle Colline che mi lasciasti da Colorare 
Non c'era Porpora appropriata 
L'hai portata tutta con te 

Chi bussa? Ecco Aprile 
Chiudi la Porta 
Non voglio essere incalzata 
È stato via un Anno per venire
Ora che sono occupata 
Ma le inezie sembrano così banali
Non appena arrivi tu

Che il Biasimo è caro come la Lode
E la Lode effimera come il Biasimo..
Emily Dickinson [1830-1886]


( Querido Marzo - Ven 
¡Qué feliz soy 
Te esperaba desde hace tanto 
Deja el sombrero 
Debes de haber caminado 
Cómo te falta el aliento! 
Querido marzo, ¿cómo estás tú, y los otros? 
¿has dejado bien a la naturaleza? 
Oh marzo: Ven conmigo aquí arriba, 
Tengo tanto que contarte. 

Recibí tu carta, y las aves 
los arces no sabían que vendrías. 
Lo he anunciado -, cómo se han convertido en rojos 
Pero marzo, perdóname 
Para todas aquellas colinas que me has dejado para colorear 
No tenía el púrpura apropiado 
Lo has llevado todo contigo. 

¿Quién llama? Aquí, abril! 
Cierra la puerta 
No quiero ser molestada 
Ha estado fuera, por venir, durante un año 
Ahora que estoy ocupada 
las cosas pequeñas parecen tan banales 
hasta el momento en que tú llegues 

La culpa que es tan querida como la alabanza 
Y la alabanza efímera como la culpa…)

4 comentarios:

  1. Celebraremos la primavera desapareciendo una semana, buscando el descanso.
    Hasta la vuelta.
    saludos.

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    1. Feliz semana primaveral, Cayetano! A tu regreso, no estaré yo, recién ahora me tomo mis vacaciones de verano porque no lo hice antes. De todas formas, andaré por aquí, aunque un poco menos! Gran abrazooooo

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  2. Yo me regalo con el otoño, estación que disfruto.
    Excelente entrada Patzy, cuánta información, me encantó leer a Emily en italiano, más que la traducción en castellano.
    Botticcelli, uno de mis preferidos.
    Un abrazote

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    1. Jeje...debe ser porque traduje a Emily yo!!!! (y de poetisa tengo poco). Jeje...Gracias por pasar, Mirella, es un placer compartir con vos lo que sea de este país tuyo y un poco mío. Bacione!

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